Bonding over coffee {Ronnie C. Mahone}

Aquella mañana no había sido la mejor de su vida. Se había levantado de buen humor, sin embargo, cuando lo hizo, escuchó a su madre discutiendo con su padre. Las cosas últimamente no estaban demasiado bien entre ellos, su familia se encontraba algo... desorganizada. Cuando llegaron, la emoción era casi palpable entre cada uno de ellos, Brandon incluso se encontraba emocionado porque no sabía a donde realmente se dirigía. A pesar de que no quería alejarse de la vida que conocía, le gustaba la idea de explorar, de conocer el proyecto de su padre. En ese momento, eran una familia de status, un status que nunca antes habían tenido en su vida, y que ninguno de ellos deseaba, no eran ambiciosos, no tenían el sueño de volverse más ricos que cualquier otra persona en el mundo y poder comprar cosas que solo aparecían en la televisión. Nunca les había faltado nada, y tampoco habían necesitado más.

Cuando llegaron a Meanwhile, las cosas habían dado un giro brusco. Tenían una gran mansión, apostaría que su antigua casa encajaría unas cinco veces en aquel lugar, sin exagerar. En su habitación podría dar una fiesta y cabrían cien personas sin que pareciese una cámara de concentración, y tenía el mejor estudio de música con el que habría podido soñar. Todo aquello le hizo dudar si el dinero podría comprar la felicidad, porque después de haber grabado su primer demo, no pudo haber sido más feliz. Se sentía como caminando en una nube.

Sin embargo, el tiempo fue abriéndole los ojos, como siempre lo hacía. Habían personas afuera, muriendo de hambre, muriendo de calor, otros muriendo de frío; mientras tanto, el tenía una pequeña nevera en su habitación, y un excelente sistema de calefacción que funcionaba a la perfección para enfriar su casa en el verano y calentarla en el invierno. Entonces se había enojado, porque no merecía estar ahí, ninguno lo hacía. ¿Por qué? ¿Por qué tenían dinero? ¿Por qué su padre había conseguido un buen empleo hace unos años y había podido llevarlos? ¿Por qué su vecino no había tenido la misma oportunidad? ¿Dónde estaría su vecino en aquel momento? Su familia no era demasiado grande, por lo que no había demasiado que discutir al respecto. Pero ¿el resto del mundo? ¿las personas que no sabían que esta isla existía porque no tenían la misma cantidad de dinero en el bolsillo? Era estúpido. Así de sencillo. Entonces las peleas empezaron, su madre era muy parecida a el, y su padre los veía como dos egoístas por no aprovechar la vida que se les daba, la oportunidad que tenían. Y si, ninguno era un desagradecido, estaban viviendo de maravilla, pero nadie más afuera lo hacía. 

Aquella mañana, escuchaba a su padre discutir sobre una de las protestas, y su madre diciéndole que todos tenían la libertad de expresar sus opiniones. Entonces las cosas estallaron de nuevo, y Brandon no podía soportarlo. Por lo que se dio una ducha, y salió directamente al campus de Anchor. Estaba frustrado, y por suerte su día no era demasiado complicado, por lo que podría ir a tomarse un café, escuchar algo de música y relajarse antes de que el día realmente tuviese que empezar.


Entró en la cafetería, haciendo una seña a modo de saludo a algunas personas que le veían. Intentaba sonreír. Pidió su orden usual de café y miró a su alrededor, buscando una silla vacía en la cual sentarse. Entonces vio a Ronnie, una de sus maestras. Decidió acercarse. Quizá no tenían la relación más cercana, no eran mejores amigos, pero sabía que era la única que podía mantener una conversación coherente respecto a lo que estaba ocurriendo, y apreciaba sentirse escuchado, realmente lo hacía, porque en su hogar, ya no tenía voz. Señorita Mahone... Le dijo, educado como siempre. Después de todo, era su maestra, no quería parecer demasiado confianzudo. ¿Cómo se encuentra en esta bella mañana? Era un poco sarcástico, pero la pregunta era honesta, realmente le interesaba saber. ¿Le molesta si me siento?

Tomó un sorbo del café que acababa de pedirse, cuando estaba en su hora libre solía venir a la cafetería y sentarse un rato para tener unos segundos de paz antes de que algún estudiante viniera a entrometerse en su vida o tuviese que volver a corregir los exámenes que había hecho la semana pasada. Ella hubiese preferido encargarse de los tribunales del lugar pero a la isla sólo traían el pedigri de todo y los traficados trataban de mantenerse al margen por lo que mucho ajetreo penal no se observaba.

Suspiró mientras daba otro sorbo a su café, no había comida en todo el día pero no tenía apetito. Siempre que se acercaba algún evento organizado por Bree sus entrañas se retorcían y no soportaba la comida por su boca, ella era cualquier cosa menos anoréxica pero desde que legó a esta isla muchas cosas de ella misma habían cambiado. Se cruzó de piernas y sacó el libro que estaba leyendo, era uno de Edgar Allan Poe que había repetido unas mínimas diez veces.

Al escuchar aquella voz levantó su mirada a Brandon y sonrió, el chico de armadura dorada, dirían muchos. No era psicóloga, ni pretendía serlo pero conocía que él andaba en contra de la organización en la que su padre trabajaba y le agradaba por ello, hizo un andemán con su mano para que tomara asiento frente a ella y colocó su libro a un lado de la mesa - siempre es bueno la compañía Rumsfeld - lo invitó cordialmente, era su alumno, debía de mantener la postura de comportarse como si fuese sólo otro amigo más porque no le daba eso de que la vieran como si tuviese favoritas en la clase, ella era una abogada justa - y con respecto a su otra pregunta - alzó ambas cejas mientras hacía una leve mueca con su boca - dudo que sea una bella mañana para mí pero se hace lo que se puede - respondió con completa sinceridad, Ron no era de mentir y menos en detalles tan sencillos como aquél.

Terminó su café y miró de vuelta a Brandon - ¿y tú? - le preguntó de vuelta - por el tono en que lo dijo dudo que se trate de una hermosa mañana para usted más de lo que es para mí - agregó después, eso era algo confuso pero después de un par de años se había vuelto experta en esto de enredar las palabras para confundir a las personas, esperaba que él la hubiese entendido.

Escuchó a su maestra sin decir palabra, solían tener esos intercambios de vez en cuando, parecerían demasiado formales y democráticos para cualquiera, como si estuviesen teniendo una simple charla de trabajo, pero era totalmente lo opuesto. A veces había que mantener ciertas normas de comportamiento, en especial en el campus de Anchor, después de todo, la chica que tenía en frente era su maestra, una chica hermosa, pero inteligente, que respetaba los límites y tenía claro hasta donde podía llegar. Y Brandon era un alumno, un chico carismático, que le gustaba que todos fueran felices con sus decisiones, que era respetuoso y tenía modales, y que no veía a Ronnie como algo más que su profesora, y quizá una buena compañera con la que podía mantener una conversación fuera de lo común que rompiera la monotonía de vez en cuando. La realidad era que le caía muy bien. 


No le agradaba la idea de escucharla decir que no había sido una mañana demasiado emocionante, pero ¿qué se podía pedir de un lugar como este? Si, Meanwhile tenía muchas cosas para hacer, y para descubrir. Brandon sabía que aún no había visto ni la mitad de lo que había que ver. Pero seguía en Anchor, y aunque su horario empezase algo tarde aquel día, era probable que el de Ronnie fuese totalmente lo opuesto, y muchas veces todos necesitan un descanso de la realidad en la que viven. Sin embargo, decidió responder la pregunta antes de cuestionarla sobre su mañana.


Oh, más de lo de siempre... Mi padre estuvo atascado ayer debido a las protestas de KARMA, y suele tener rabietas en las mañanas por eso mismo. Mi madre ya no lo soporta. Yo ya no lo soporto. Así que las cosas van de mal en peor. Y necesitaba huir de mi casa, porque al menos la universidad me da libertad para pensar. Respondió mientras le daba un sorbo a su café. La verdad le gustaba que notaran esas cosas de el, sentía que por lo menos al preguntar demostraba que le importaba lo que estaba cruzando por su cabeza. En fin, ¿a qué se debe lo desagradable de su mañana? No puedo ser el único que vino aquí buscando refugio en una taza de café. Le preguntó con una sonrisa que intentaba ser agradable. La verdad era que cuando estaba molesto no podía disimularlo, así que pudo no haber sido tan creíble. 

Lo escuchó con seriedad sin poder creer hasta que nivel las cosas podrían llegar, era bueno saber que Karma estaba empezando a molestar de forma verdadera pero tampoco le gustaba ver como los de la organización estaban dispuestos a liberar sus rabietas en casa. Ella era de las que se sacrificaba por el montón pero no era capaz de sacrificar a sus alumnos por nada de nada, si eran los últimos humanos que se mantendrían vivos debía de al menos tratar de que la mayoría estuviese feliz, dispuesto a tener una vida real, empezar desde cero.

No sabía que contestar, ella podría tener siempre una respuesta pero esta vez no tenía idea de qué decirle para que no se delatase a sí misma - sé que nada de esto es sencillo pero esa banda parece que no se detendrá - comentó casualmente haciendo una leve mueca de disgusto - espero que tu padre se acostumbre o no libere su rabia en casa, pero si las cosas siguen así, tengo un cuarto de invitados dispuesto a llenarse de tus cosas - le aseguró algo maternal, joder, no dejaría que nadie siguiera molestando a sus chicos por un tema que ella parecía manejar bastante bien.

Mordió su labio inferior encogiéndose los hombros - lo mío frente a lo tuyo no es nada - dijo quitándose importancia, bebió la última gota de café que quedaba en su vaso, volvió la mirada al moreno - es sólo que todo esto de la pelea en la isla me está cansando un poco, es agotador lidiar con tanto y aún así tratar de manetenernos realmente vivos - le explicó en forma de queja, se refería a la forma de vivir de algunos, no había tiempo para familias, generaciones, un gobierno estable porque la OSM no estaba dispuesta a negociar otra cosa que no fuese una propuesta de ellos.

Rodeó los ojos - sólo no me hagas caso, dramas femeninos - agregó a la final sonriendole - pero además de tu padre ¿Algo más te está molestando? - preguntó, cuando viera al señor Rumsfeld le dejaría en claro un par de cosillas empezando con su forma de tratar a su hijo y terminando en un par de consejos para las leyes de la isla, necesitaban unos serios ajustes que nadie parecía tomarlos en cuenta pero a la larga sí ocasionarían problemas.

En verdad no sabía que responderle. Se sentía inmensamente agradecido de que Ronnie estuviese dispuesto a recibirlo. Las cosas en su casa estaban cada vez más insoportables, pero la realidad era que no había poder en el mundo que le hiciese abandonar a su madre, y ella estaba de su parte. Era imposible, en este punto, ignorar las injusticias que estaban ocurriendo en Meanwhile, solamente alguien realmente egoísta sería capaz de hacer como si nada estuviera pasando, como si nada le importara, porque esto estaba teniendo un impacto terrible en todos el mundo. Habían personas fuera muriendo, y ellos estaban ahí, en una de las universidades más prestigiosas, tomando café como si nada. Brandon lo odiaba. Muchas gracias, en verdad. Es importante para mi saber que tengo a alguien a quien recurrir si las cosas salen mal... A veces se vuelve un poco insoportable. Pero tengo que lidiar con ello, no podría dejar a mi madre, creo que necesita a alguien cuerdo para mantenerla sobre la tierra, mi padre no podría hacer eso.


Era triste que esa fuera la realidad, su madre acabaría por dejar de expresar su opinión y enfrentar a su padre si no tenía quien la apoyara. No minimices tu frustración, después de todo la sientes, sin importar lo que piense cualquier otro. Se encogió de hombros, cada quien percibía las cosas de manera diferente, y le afectaban de manera diferente, que Brandon tuviera a un padre demasiado testarudo, no hacía que lo que le molestaba a Ronnie fuese menos importante. Para todos es agotador, creo que incluso una persona ciega podría volverse loca ante todo lo que está pasando aquí. A veces él mismo se sentía un poco sofocado. Sabes que puedes decirme cualquier cosa ¿verdad? Por más que sean dramas femeninos intentaré entenderlo. Después de todo, tenía una hermana, y era lo más parecido a su mejor amiga. 


Me molesta lo que veo a mi alrededor, me molesta no poder hacer nada respecto a lo que está ocurriendo. Si bien no estoy de acuerdo con desafiar el orden público, me gustaría pensar que puedo hacer algo, y odio sentirme impotente al saberme incapaz. Nadie podía cambiar la situación en la que estaban, y mucho menos el, porque sabía que no podría cambiar el mundo con su opinión. Mucho menos en un lugar en el que nadie quería escuchar, porque vivían demasiado cegados por el egoísmo.

Era increíble que lo que se suponía que era una isla paradisíaca, donde todos tus problemas desaparecían era peor que el mismo mundo. Conocía de muchos matrimonios que se habían separado por estar en desacuerdo con el régimen y de cómo sus hijos eran puestos a elegir, mordió su labio inferior - lamento que tengas que pasar por esta situación Brandon, si hay algo que pueda hacer o si me necesitas para charlar tienes mi número de teléfono - se ofreció amablemente, en serio le molestaba ver esta clase de situaciones en casa, no comprendía por qué mezclaban el trabajo con la familia, eso era algo que jamás permitiría que Kenneth hiciera.

Lo miró alzando ambas cejas y rió levemente - podrías servir como psicólogo - comentó divertida sin poder evitarlo, estaba frustrada la mayor parte del tiempo pero no todo se debía a la isla sino también al matrimonio que cada vez se acercaba más y más. Suspiró, lo que a ella le pasaba superaba por mucho un simple drama pero no quería ponerse a llorar en plena cafetería por lo que se encogió de hombros - no sé si te has enterado que estoy comprometida - le contó haciendo una leve mueca con sus labios - mi prometido es un completo idiota pero hay negocios de por medio y no hay muchas opciones para mí - acortó la historia de su vida para que el intentara comprenderlo sin mucho detalle, había escuchado rumores de la sexualidad de Rumsfeld y no le importaba que fuese gay o algo parecido con tal de que encontrara a alguien con quien decidiera pasar su vida entera.

Ladeó su cabeza a un lado - no todo puede ser como queremos Brandie, las cosas no son sencillas - trató de decirle en voz baja - cuando puedas hacer algo y lo sepas, estoy segura de que lo harás y eso es lo importante - lo felicitó a su manera mientras le pedía a uno de los meseros que le trajera un ponquesito para comer, esta conversación le había devuelto el apetito. Carraspeó y se cruzó de brazos - pero basta de temas tan serios, vinimos a despejarnos a la cafetería después de todo - dijo con una sonrisa, sabía que había personas escuchando, siempre había personas esperando decir las palabras incorrectas - ¿Alguien especial en la isla para ti? - preguntó con algo de diversión mientras le sonreía.

Por primera vez en lo que parecía bastante tiempo, estaba teniendo una conversación sencilla. Sin demasiadas complicaciones. Cuando pasaba por este tipo de cosas, se daba cuenta de lo mucho que extrañaba su hogar. Bueno, su antigua casa, ya que se suponía que este era su hogar. Extrañaba el poder hablar con sus amigos hasta altas horas de la noche, sin preocuparse porque interceptaran las llamadas, o porque quisieran visitarlo en algún punto, porque podían, porque eran libres. Aquí vivían, pero no eran libres... y ¿qué sentido tiene eso? Vivir encerrados en una cárcel con vista al mar. La verdad nunca había pensado en ser psicólogo... Mi corazón está con la música. Le respondió con algo de humor. Pero quizá podría cantarle a las personas en terapia si aquello no resulta. Se encogió de hombros, pero el fantasma de una sonrisa jugaba en sus labios.


Cuando Ronnie empezó a hablar sobre su compromiso, Brandon dejó de sonreír. No es porque sintiese algún tipo de celos, ni nada por el estilo, el asunto era que no tenía la mejor idea, y mucho menos que era un arreglo, y que el tipo era un completo imbécil. Te felicitaría, pero creo que no es lo que quieres escuchar... Honestamente no sabía que podía llegar a decir en aquella situación. Si algo tenía claro, es que se casaría por amor, ni siquiera su padre, que era la persona más imponente del mundo, conseguiría que esa idea cambiara de alguna manera para el. No sé si es demasiado pedir... pero ¿te gustaría hablar al respecto? No suenas muy feliz con el tema. Y siempre hay una opción. ¿No crees?

Él sabía más que nadie que las cosas nunca salen como las planeas, pero esto era algo totalmente opuesto a lo que siempre se había imaginado. Había pensado en que quizá no triunfaría como solista, no que en algún momento tendría que casarse por negocios. Y realmente quería escuchar la historia, porque no se imaginaba a Ronnie cediendo ante algo así, sin embargo, no quería parecer impertinente, por lo que no persistió en la idea. Está bien... dejemos los temas pesados fuera de nuestro templo sagrado: el lugar en donde se encuentra el café. Sonrió nuevamente ante la pregunta. La verdad es que no... No sé. No he conocido a nadie que realmente me haga sacar lo mejor de mi, y de eso se trata todo, ¿no?

Ron no tenía miedo de hablar, si le provocaba no tenía problemas en decir las cosas directas pero había preferido no tentar al destino tan pronto, sus conferencias con indirectas y acertijos dentro iban bien hasta el momento y las cosas seguirían así. Se recostó de su silla, estaba acomodándose demasiado para el corto tiempo libre que tenía pero no le importaba, sus chicos podían llegar tarde sin problemas así que ella podía hacer lo mismo - ¿cantar en las terapias? - repitió riendo sin poder evitarlo - si haces eso te terminarán botando de tu profesión, ellos hablan y tú te debes mantener callado - le recordó divertida, mantuvo una leve risa, había logrado mejorar su mañana rápidamente. Por eso era su alumno favorito.

Le explicó un poco lo de su compromiso, no quería entrar en detalles pero al ver la insistencia del chico se encogió de hombros haciendo una mueca con sus labios - me lo dijeron a los 18 años, la boda iba a ser en unas pocas semanas pero yo escapé y estudié en otra ciudad - empezó reviviendo todo como una mini película en su cabeza - un día antes de llegar a Meanwhile mi padre me encontró y me explicó lo de la isla, me obligó a venir acá con mis hermanos adhiriendo el hecho de que él también vino a este lugar - siguió chasqueando su lengua, parecía una chica caprichosa y no la profesora preparada que era la mayoría del tiempo - no puedo escapar de aquí así que me lo he encontrado y hemos hablado, ninguno de los dos quiere este matrimonio pero lo debemos hacer, él intenta llevarse bien conmigo pero no se la hago fácil - confesó con una sonrisa traviesa, le encantaba ver a Ken enojado con la vida por tenerla como prometida, era divertido verlo ponerse rojo por ello.

Lo escuchó hablar de una forma tan linda sobre la pareja que sintió su estómago retorcerse, estaba más segura que nada de que Kenneth no sacaba lo mejor de sí misma. Por eso no podían estar juntos pero no dijo nada sólo escuchó al chico hasta que terminó su idea y suspiró - no sólo eso, es alguien que te haga sonreír y no finjas ser nadie más - agregó después, en sus relaciones pasadas podía ser sí misma y no recibiría críticas como "Eres una aburrida" pero no le importaba ya, se conformaba con hablar lo menos posible con él - estoy segura de que lo encontrarás y sino, cásate con la música - dijo con una sonrisa divertida mientras comía de su pedido.